lunes, 2 de marzo de 2009

¿Estamos en el siglo XXI?

Parece mentira que, en pleno siglo XXI, sucedan las cosas que suceden...
Los padres de niños con TGD tenemos que suplicar hasta hacer el ridículo, en algunos casos, que la escolarización sea la adecuada para nuestros hijos.
No existen suficientes aulas TGD y a la administración parece que tampoco le importa mucho el tema, están orgullosos de haberlas creado, sí, pero son de uso de unos pocos. Los chavales que se quedan fuera del sistema sufren sus consecuencias, ¿qué ocurre con los niños y niñas que tienen un TGD pero están en centros ordinarios sin apoyos? por sus características suelen estar estresados, alterados y descentrados, esto conlleva conductas disruptivas que si el personal del centro escolar no sabe manejar llegan a ser muy graves.
Estos niños parecen muy complicados, pero no lo son. Los complicados somos nosotros que vivimos en un mundo caótico donde las reglas parece que se sobreentienden y cada uno las interpreta como quiere. Ellos son mucho más simples: las cosas son como son y basta, y no como parecen.
Cuando empecemos a darnos cuenta de todo esto el mundo será mejor para ellos y para los que vivimos con ellos.

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