Ha sido curiosa la reacción de mis hijos ante el mundial de fútbol. Estábamos preparados el día 11 para ver la final. Todos entusiasmados. Todos expectantes. En la calle no se veía un alma. Cambiamos la hora del baño de los niños para poder ver "tranquilamente" el partido. Vinieron los tíos y el primo.
Todos expectantes, menos mis hijos.
Juan Carlos decía que no le importaba nada, que sólo le importa su Atlético de Madrid.
Ante el cambio, Pepe no daba crédito a tanta tontería: "¿por qué no lo grabas papá? ¡qué absurdo!".
Le intenté explicar que se trataba de un torneo de fútbol en el que participan todos los países de la Tierra, y que en el último partido jugaban España y Holanda. La respuesta de Pepe: "Es patético. Sólo son hombres que corren detrás de un balón".
Quizá tenga razón.
Tengo dos hijos con TEA, la vida me ha llevado por unos derroteros que nunca había pensado que tuviera que recorrer...
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