martes, 23 de diciembre de 2014

Mis hijos

Mis hijos...
ellos son la causa de todas las contradicciones de mi vida,

por ellos, tengo muchos disgustos...
no los provocan ellos,
los provoca nuestro entorno...
un entorno que no entiende...
sus peculiaridades...
su forma de ser...

el entorno...

ellos,
mis hijos,
son los que me han dado y me siguen dando,
las mayores alegrías,
sus éxitos, son mis éxitos...

cuando me encuentro con personas que los comprenden...
me parecen las mejores personas del mundo...

mis hijos son mi vida...
todo lo que hago, es por ellos...
quien quiera entenderlo...
que lo entienda.

Por mi parte,
nunca entenderé a las personas que me intentan machacar...
no entienden...o no quieren entender...
no siento odio...

seguiré con mis principios...
seguiré con el trabajo con ellos...
¿quién mejor que yo sabe lo que necesitan?

De todo se aprende...
hasta de los malos momentos...



Otra Navidad

Otra Navidad.
Es tiempo de abrazos, besos...
Y de espíritu navideño...
No sé qué ocurre en estas fechas, que nos sentimos felices...
¿?¿?¿?¿?¿?

Es difícil...
De golpe y porrazo, pasamos de la vida estresante,
de la falta de tiempo,
del agobio de todos los días...
A la felicidad forzada que nos imponen en la TV...

Felicidad que está o no está...
pero, todos los días del año...

Para ser feliz, no hace falta que sea navidad...
La felicidad no es una meta...
es una actitud...

Nuestra actitud puede ser positiva,
puede
ser de persona feliz...

pero, en ocasiones...
los demás te lo ponen difícil...
somos seres sociables,
y vivimos con los demás...
si los demás nos trastocan esa actitud...

Espero poder encontrar esa actitud...
aquella que me hace sentirme feliz...

A todos, Feliz Navidad




domingo, 21 de diciembre de 2014

Ficción

A veces, la realidad supera a la ficción.

Otro cuento de Navidad

Érase una vez, un niño que vivía en un pequeño pueblo de un país muy lejano.
El niño tenía Síndrome de Asperger, aunque, él no lo sabía, sólo pensaba que era malo; como le habían dicho siempre los vecinos del lugar.
El niño vivía en una casa acomodada a sus necesidades, sin grandes pretensiones, pero donde se sentía a gusto.
Un día, los vecinos del lugar decidieron que el niño debía vivir en una casa más pequeña, sucia  y que, para nada, garantizaba una calidad de vida para el niño.
Los vecinos argumentaban errores que el niño había cometido en el pasado muy lejano, y que no tenían nada que ver con la actitud presente del niño, hasta llamaron a un médico para que confirmara lo que, según ellos, pasaba; el niño no tenía Síndrome de Asperger, sino que tenía simplemente otras dolencias psiquiátricas.
Lo que, en realidad, pasaba era que necesitaban la casa para dársela a otra niña del lugar.
Al mismo tiempo, la madre del niño. que estaba enferma, comenzó a sospechar que sus vecinos algo estaban tramando; cuando preguntó en el barrio qué ocurría, le contestaban que la actitud de su hijo no era la adecuada para vivir en esa bonita casa.
Como la madre no entendía nada, buscó un abogado que hiciera de intermediario entre los vecinos y ella.
Pero, ya era tarde, los vecinos habían denunciado al niño a las autoridades. De hecho, quisieron hacer firmar al médico un nuevo informe; pero, por suerte para el niño, el médico no se dejó manipular por el pueblo y se limitó a hacer bien su trabajo. 
El niño, según el nuevo informe del médico, tenía Síndrome de Asperger.
Pero los vecinos seguían empeñados en que el niño no debía permanecer en esa casa y consiguieron que hubiera un juicio ante las autoridades.
La madre, olvidándose de su enfermedad, se armó de valor y fue a dicho juicio en el que, con diplomacia, llevó la situación a su terreno.
De esa manera, la madre con su arrojo y el amor infinito hacia su hijo, consiguió que las autoridades autorizasen la permanencia del niño en esa casa.
Hoy día, el niño está en una casa más grande y más bonita, dónde aprende las cosas de la vida, y en la que está muy integrado.
Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.

Cuento de Navidad

Érase una vez una bruja mala, que vivía en un pueblo muy lejano.
En ese pueblo, también, vivía un niño con autismo.
La bruja creía que el niño podría hacer todo lo que hacen los demás niños y no sabía que el niño no sabía cantar.
Un día la bruja se encontró con el niño y le obligó a cantar, y le obligó y le obligó; le amenazó con castigarle si no cantaba.
El niño se enfadó, no entendía por qué esa persona mayor que vivía en el mismo pueblo no conocía las cosas que él no podía hacer.
El niño fue a buscar a su madre y cuando la vio se tranquilizó. Pero, con tan  mala suerte que en el camino de ida a casa se encontraron con la bruja.
El niño, al ver a la bruja, gritó y protestó; en un momento de miedo, dio una patada al aire, su madre estaba detrás viéndolo todo.
Y en ese momento pasó...La bruja se tiró al suelo, enviando a la madre una mirada desafiante.
El niño ni la había tocado, pero, ella lo denunció a las autoridades. El niño merecía un castigo.
En un primer momento se reunieron los vecinos del lugar para pensar cuál era el castigo que debía recibir el niño; pero, un hada buena dijo que debían ir todos a descansar y tranquilamente, al día siguiente, decidirían qué hacer con aquella situación. 
La madre esperó con impaciencia el periodo de reflexión, no comía, no dormía por la gran preocupación que sentía.
Al día siguiente, tanto la madre como el niño esperaban el castigo, pero cual fue su sorpresa que las autoridades decidieron que el error fue cometido por la bruja, y  debía pagar por ello.
Al mismo tiempo, la bruja decidió no pasar por el pueblo, durante dos semanas, alegaba que estaba magullada por la paliza recibida, de hecho decía que no podía hacer ninguna tarea, que tenia hematomas de los puñetazos que le habían dado; para corroborar su teoría se dedicó a contar a todos los vecinos el estado en el que estaba...
La bruja, con sus artes malignas, manipuló a todos. Los vecinos del pueblo creyeron todo lo que ella decía y comenzaron, sobre todo los amigos de ella, a acosar a la madre. Creían que ella había convencido a las autoridades para que castigaran a la bruja.
La madre soportó estoicamente las miradas, gestos y comentarios de los vecinos; pudo hacerlo gracias a sus dos amigas que la querían y la animaban.
La bruja, que era muy mala, intentaba lavar su imagen ante las autoridades, hacía buenas acciones, se portaba bien con los pequeños, hasta simulaba conocer las características de los niños con autismo. 
Llegó a tener tan buena imagen que, en un acto público, los vecinos aplaudieron su buen hacer; aplaudieron todos menos la madre.
Parecía que la bruja había ganado la batalla, pero como en todos los cuentos, los malos siempre quedan mal parados.
La bruja tuvo que decir que estaba embarazada, ocultaba su tripa, pero los vecinos se enteraron de los meses que llevaba de gestación; en el momento de la supuesta paliza, si hubiera ocurrido lo que ella contó habría perdido a la criatura que llevaba en su vientre...
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.